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Entrevista a Merche Grosso (creadora de Black Oveja)

Entrevista a Merche Grosso (creadora de Black Oveja)

Por Pilar Mejía

 

Si la moda de lo crafty fuera realmente un Movimiento, representaría un cambio, sobre todo en la manera de consumir.

 

Esto es lo que ocurre cuando uno agarra las oportunidades que pintan calvas: que resultan ser un éxito. Black Oveja, una preciosa tienda-taller de manualidades con telas y lanas en el centro de Madrid, es un proyecto que nació sobre la marcha, en el momento y el lugar adecuado, porque Merche Grosso, su creadora, encontró la oportunidad. Merche y Alfonso, quiero decir, marido y mujer, un gran equipo.

Llego tarde a entrevistar a esta arquitecta venezolana que no renuncia a su acento a pesar de los años de residencia en Madrid, y me recibe con la calma que se espera a una visita un día de fiesta, dejando el cúter con pinta de cortador de pizza aparcado junto a las telas pendientes, con una sonrisa y proponiendo tomar un té. Alfonso, después de los saludos obligados, toma el relevo en la mesa de cortar y continúa preparando los fat quarters. Está claro que aquí vine a conversar con calma.

punto 4

 ¿Cómo que arquitecta? ¿Y todo esto no es más que una salida de la crisis de tu sector?

(Risas) Estudié arquitectura en Venezuela, me gradué en el 98 y me encantó estudiar la carrera, pero nunca estuve muy convencida del ejercicio profesional de arquitecto clásico, trabajar en un estudio, construir casas… Me gustaba la parte creativa en general, poder hacer “cosas”, pero no necesariamente casas. Después de diseñar escenografías para ballets y óperas para el teatro más grande de Caracas, conseguí unas becas para venir a hacer un curso en Madrid, de aquí a Barcelona en el 2002 para hacer un máster Arquitectura Efímera, y de allí otra vez a Madrid, pero esta vez por trabajo.

Era el momento dorado del boom inmobiliario…

Sí, de hecho, después de ganarme la vida en muchos empleos precarios, el trabajo que me trajo a Madrid era en una constructora que tenía una parte de estudio de arquitectura. Allí conocí a Alfonso, la otra mitad de Black Oveja (sonrisas de los dos). Pero, a pesar de todo, durante ese periodo fui “muy infeliz”, claro, me permitía vivir como un asalariado, pero de creatividad cero.

Así que Black Oveja no es el plan B ante la crisis, sino más bien su regalo…

Pues sí, porque al último estudio [donde tramitaba licencias] llegó la crisis pronto y yo fui una de las primeras en salir, aunque esas cosas se transmiten y yo era claramente una insatisfecha. Salir de ahí fue un regalo y me lo tomé muy bien. Con la indemnización me compré la máquina de coser.

Corría el año…

2008.

…cuando nació ese blog maravilloso en cuyo primer post declaras que te encantan las cosas pequeñas y que lanzarías una marca de ropa…

Abrí el blog merchegrosso.blogspot.com y empecé a poner las cosas que yo hacía, cosas ligadas a mi casa…

Con fotos estupendas, por cierto, muy Pinterest antes de Pinterest, ¡eres una adelantada a tu tiempo!

Jajjaja, gracias, eran fotos de mis cosas, de mi trabajo… de cosas muy ligadas a lo textil, porque yo tenía eso desde pequeña, hacer vestiditos a las muñecas… hasta llegué en un momento de mi vida a decir “quiero estudiar diseño de moda” y en mi casa, ¡imagínate, fue como nombrar el anticristo! Me decían: “¡cómo se te ocurre que vas a estudiar eso, tienes que estudiar una carrera como Dios manda!”. El punto es que me puse a hacer cosas textiles, lo que siempre me había gustado. Lo textil era algo que me permitía seguir creando y de manera muy controlable y muy asequible. Llevar la creatividad de la arquitectura a la realidad es muy costoso, pero llevarla a lo textil, desde el diseño del estampado, hasta la producción de la prenda, a pequeña escala, es algo que cualquiera puede hacer.

Así nació Grosso Modo.

Pero empezó a goticas. Diseñaba, cosía y poco a poco vendía a tiendas multimarca de la Península. Llegué a hacer cuatro colecciones por año.

Todo un proyecto empresarial…

Nooo, a pequeña escala. No me lo planteé como “me voy a meter en ese mundo”, todo fue saliendo solo. Ya tenía el blog, ya tenía unos pocos seguidores en él, ya iba enseñando poco a poco lo que hacía pero era una cosa súper doméstica “voy a hacer este patrón tan mono con esta tela”, y lo subía al blog para enseñarlo. Así era.

O sea, tirando a la improvisación y a la aventura.

Me da risa porque me han llegado correos de gente que estudia marketing preguntándome por mi plan de empresa, “¿¿¿el plan de qué????”. Yo no hice nada de eso, hay mucho mito con esto de emprender, y por supuesto hay que recordar que aquí estaba el señor marido apoyándome en todo, respaldando la aventura.

 

punto

 

Alfonso deja el cortador de las telas y me aclara que los “recortes” en salidas a tomar cañas, tener un coche de más de 12 años y una microcasa en alquiler eran la inversión en un proyecto para el que además no querían endeudarse demasiado.

Nuestra premisa era intentar no pedir nada al banco, continúa Merche, (claro, es que después hay que devolverlo, dice Alfonso). Tratar de tirar de los ahorros, de la indemnización, el paro, y más o menos ir tirando, pero ha sido muy sacrificado. Teníamos la presión justa para movilizarnos: por un lado, la seguridad de que uno de los dos tenía un sueldo, pero por otro saber que eso no era suficiente, que vivir apretado no es lo deseable y que es necesario sacar el proyecto adelante.

Y además eras autodidacta en esto de la costura.

Cuando trabajaba en el teatro y terminaba las funciones y todo mi trabajo, me colaba en el taller de vestuario, un taller enorme. Las costureras del teatro me decían: “Aquí viene la loca”, y entonces yo les decía “pero déjeme ver cómo funciona la máquina”. “Bueno, pues cosa ese telón” y me ponían a rrrrrrrrrrrrrrrrrrr… ¡Era coser en recto, pero para mí era muy emocionante haber cosido todo el bajo de un telón! Cuando compré la máquina me fui a la tienda y me enseñaron a usarla. Después seguí aprendiendo por mi cuenta.

Pero tú sola no podrías coser toda la ropa de Grosso Modo, ¿no?

Todo funcionaba con la actitud un poco latinoamericana de buscarte la vida, de plantearte sobre la marcha el cómo hago si tengo que vender 10 vestidos y no los puedo coser yo sola. Bueno, pues te dices que habrá una señora, y preguntas, y una persona te dice, y hablas con ella… Todo sin ninguna ambición, sin plantearme “voy a emprender un negocio…” “voy a llegar lejos”.

¿Y por qué dejaste la ropa y ahora te van las lanas?

Porque me gusta mucho la producción textil, pero el mundo de la moda me aburre muchísimo, me parece muy predecible. Además, en medio de todo aquello de diseñar, hacer el patrón, coser, currarte el catálogo, hacer las fotos, invertir y esperar el retorno, se me ocurrió que quería aprender a tejer. Y puse un anuncio en el blog.

“…si yo supiera, tejería. ¿Alguien quiere hacer un intercambio de clases de photoshop o freehand o illustrator por un curso completo de crochet o tejido con dos agujas?”

Síííí.

El origen de Black Oveja, la marca.

Mi “maestra” y yo empezamos a hacer bufandas y cosas para practicar, hasta que propuse venderlos. Yo ya tenía la experiencia, pensé en que a lo mejor lograba separar el punto y la moda textil. Así surgió Black Oveja que es solo punto.

 

 punto3

 

La oveja negra.

Los nombres se te ocurren así, y la justificación puede ser el spanglish y lo obvio, soy la black oveja de la familia… Me iba a mercadillos de jóvenes diseñadores a vender lo que hacía, pero a uno me llevé la lana que nos había sobrado y me puse a tejer. Oh, sorpresa, se vendió toda la lana y la gente empezó a preguntar si les podía enseñar a tejer. Se nos ocurrió empezar a dar clases en Tipos Infames , luego buscar un espacio y de paso vender directamente las prendas que diseñaba y las lanas. Me gustaba profundamente. Así fue que por fin abrimos la tienda que fue taller desde el primer momento, con las clases de punto, y luego con las máquinas de costura y ganchillo.

Llegaste en el momento adecuado otra vez, pleno boom del movimiento crafty en Madrid, año 2011.

No me atrevería a llamarlo “movimiento”. Habría que verlo en el tiempo, vamos a ver cuánto dura.

O sea, que consideras esto del movimiendo del Do it yourself como algo serio.

Claro, hay un punto comercial, un punto de moda, pero por eso preferiría que pasaran cinco años, porque si fuera realmente un Movimiento representaría un cambio, sobre todo en la manera de consumir. No puedo afirmar sé si está cambiando algo porque estoy inmersa en el mundillo, pero ojalá, porque lo que tiene este tipo de actividades es que a la larga aprendes a usar y valorar las cosas porque sabes cómo funcionan.

Claro, aprendes el proceso, te comprometes más con la calidad de los productos que utilizas, las telas, las lanas, etcétera.

Cuando aprendes a coser, o hacer punto y después vas a consumir productos elaborados, tienes un ojo crítico que va más allá de la apariencia y de lo fácil que resulta adquirirlo. Sabes ver y valorar que las cosas valen lo que cuestan y ese tipo de cosas.

Pero ya podría decirse que en Madrid es todo un movimiento.

…no sé. Miras otros países y observas que llevan mucho tiempo. En Estados Unidos, por ejemplo, existe la cultura de la venta por correo y mucha gente se ha montado su empresa de handmade, pero claro, tienen un mercado de envíos muy potente, mira el caso de Etsy. Aquí apenas ahora se está comenzando con que el pequeño productor pueda gestionarse sin intermediario. Y en Japón hay una gran industria de las labores desde hace mucho tiempo. Lo ves en el tamaño de las mercerías, hay tiendas del estilo Black Oveja y otras como El Corte Inglés, pero con una planta sólo de telas, una sólo de lanas. Consumen muchísimo producto DIY, pero también muchísima fast fashion

¿Qué sugieres entonces?

Disfrutar los procesos, volver a relacionarnos con cómo se hacen las cosas. Preparar la comida es un proceso distinto que se disfruta más que abrir una lata. Y de vez en cuando tendrás que abrirte una lata, pero es que ahí está el asunto: lo bueno de estos tiempos es que tiene que haber un equilibrio. No van a desaparecer las grandes marcas, ni las super empresas textiles, pero las plataformas informáticas están permitiendo que vivamos los procesos y que tengan cabida los productos hechos con cariño y de manera manual. A lo mejor soy una optimista.

Black Oveja
C/Sagasta, 7
Madrid
http://blackoveja-blackoveja.blogspot.com.es/

 

Madre y publicista, más bien tirando a ejercer el periodismo, malabarista de la comunicación corporativa y de la vida misma. Autora del blog Historias del hombre pez que murió borracho. Desde hace años lucha contra la ansiedad en noches de series y crafty.

Arquitecta y promotora de movimientos como Do it yourself y craft. Fruto de su afán emprendedor nació la tienda y factoría de diseño Black Oveja.

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Sobre Pilar Mejía:

Madre y publicista, más bien tirando a ejercer el periodismo, malabarista de la comunicación corporativa y de la vida misma. Autora del blog Historias del hombre pez que murió borracho. Desde hace años lucha contra la ansiedad en noches de series y crafty.

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Comentario

  1. Luis
    19/04/2013 at 10:08 · Reply

    Una entrevista excelente. Y no sólo por la temática, de pleno interés por su auge dentro del sector femenino, sino que también por lo interesante que resulta leer el modo de enfocar el emprendimiento que tiene la entrevistada. Creo que es valioso para todos.

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