La trama nupcial

Por Juan Francisco Ferré

 

La trama nupcial del engañoso título se refiere a esa tradición narrativa anglosajona (Austen, Eliot, James, etc.) que hizo del matrimonio el asunto central y el desenlace feliz de muchas novelas en la sociedad patriarcal de los siglos XVIII y XIX. Y este es el modelo literario de dudoso trasfondo que esta magnífica novela de Eugenides adopta con ironía para actualizarlo a una época crítica donde el matrimonio, por fortuna, ya no supone ninguna solución, práctica o simbólica, a los problemas reales de las mujeres.

Este preámbulo literario da una idea de la sutileza y el refinamiento conceptual con que Eugenides ha diseñado una genealogía narrativa en la que se entremezclan las vicisitudes juveniles de una generación, sus búsquedas religiosas, estéticas o intelectuales, y sus dificultades para hallar un modo de vida que corresponda a sus expectativas y deseos menos programados.

Esa generación huérfana y profana es la de los nacidos (como Eugenides o como yo mismo) a comienzos de los sesenta. Engendrados por unos padres que habían sobrevivido a los rigores de la posguerra y conviviendo en la infancia y la adolescencia con las corrientes contraculturales del momento, cuando alcanzaron la mayoría de edad se encontraron con un mundo que había decidido poner fin a la orgía de libertad y frenar de golpe la pretensión de vivir sin prohibiciones ni ataduras convencionales. Fueron años en que en la universidad coexistían las tendencias más retrógradas, el modelo ideológico neoliberal, y los residuos insurgentes y libertarios de la era anterior, aún muy activos y dinámicos. En ese contexto incierto, acierta Eugenides a plantear, como núcleo ideológico de la trama novelesca, el dilema vital entre plegarse a los valores conservadores de nuevo en auge o apostar por un modo de vida más gratificante y menos conformista.

Alternando el foco narrativo con maestría, Eugenides ha sabido engarzar estos delicados materiales en torno a un atractivo triángulo de personajes que se encuentran en el campus de la Universidad de Brown (Providence, Rhode Island), a principios de los ochenta, y cuyas equívocas relaciones le permiten trazar un incisivo retrato generacional que funciona también como alegoría de un tiempo de grandes mutaciones. La singularidad de cada uno de ellos confiere a la trama un tono moral tan compasivo como lúcido: Madeleine Hanna, atolondrada estudiante de literatura clásica inglesa gradualmente fascinada por el mundo académico de la teoría europea y el feminismo; Leonard Bankhead, estudiante superdotado con una infancia traumática e investigador en biología genética, cuya tendencia maníaco depresiva se agravará al enamorarse de Madeleine y casarse con ella para intentar salvar su mente de la demencia; y Mitchell Grammaticus, perdidamente enamorado de Madeleine, ese esquivo objeto de deseo, y seducido al mismo tiempo por los misterios de la religión y los enigmas de la caridad hasta el extremo de coquetear con la idea de retirarse del desastroso mundo y vivir como un monje arruinado entre las ruinas de su visión mística, entregando el cuerpo al culto ascético del alma.

El inteligente desenlace de esta Bildungsroman heterodoxa, construida como una fábula sobre la imposible formación y el fallido aprendizaje de la vida, acaba invirtiendo con malicia el designio estandarizado de la “trama nupcial” anunciado en el título. La errática Madeleine ve abrirse un nuevo horizonte en su vida gracias a una doble circunstancia: la anulación de su malogrado matrimonio con Leonard y la renuncia de Mitchell a pedirle que se case con él. El pacto tácito entre Mitchell y Madeleine no pasa por el enlace marital condenado a la tristeza y la infelicidad sino por una afirmación femenina de libertad sin restricciones. Un “sí” a la vida pronunciado por Madeleine, a la manera de la adúltera Molly Bloom, como un renovado compromiso con el devenir.

Esta nueva novela del autor de Las vírgenes suicidas y Middlesex culmina una trilogía fascinante que replica las estaciones mentales de un viaje improbable a la madurez sexual de la especie: desde el primitivo tabú de la virginidad y sus agresiones y transgresiones sociales, o la dudosa poesía intersex y sus perversiones prosaicas en un mundo definido por valores binarios, hasta la prosa conyugal engañosa o desengañada y más, mucho más allá o acá de atavismos perdurables, deseos implantados, relaciones insidiosas y fantasmas inconscientes. En este sentido, La trama nupcial supone la consumación de lo que llamaría el gen de Eugenides, esto es, el principio genésico y genético que informa su narrativa genuina. Una novela de lectura obligatoria para los que creen que en la vida hay otra senda más productiva que la aceptación resignada (o resentida) de la norma social.