Crónica social de la fiesta de Bértolo (y modesta petición a Random House)
Por Recaredo Veredas
Constantino Bértolo se jubila y su último proyecto, Caballo de Troya, corre incierto destino. Caballo de Troya pertenece a un mastodonte planetario llamado Penguin Random House. Era –y aún es, aunque la fecha de su extinción parezca cerrada- el más pequeñito de sus sellos nacionales, un átomo si lo comparamos con factorías de bestsellers como Grijalbo o Plaza y Janés. Desde esta minúscula tribuna hago un llamamiento para que no cierren Caballo de Troya: con su clausura se destruye una de las escasas oportunidades que restan para los escritores primerizos. Miren sus cuentas de resultados, señores de Penguin Random House, y comprobarán que el capital simbólico que les regala su pequeña editorial indie es mucho mayor que el capital real que les cuesta. Busquen a un editor con carácter e instinto –aunque no sea tan perspicaz como Constantino- y continúen el proyecto.
Pero eso, como diría Holden, es otra historia y esto es una crónica social. Empecemos por el principio: Random House decidió, y le honra, aliviar la jubilación de Constantino con una fiesta. Tuvo lugar ayer en el Club Evaristo de Madrid. Bértolo y el equipo de prensa de Random consiguieron que decenas de escritores y editores asistieran al evento, creando así una simpática reunión. No pude disfrutar tal y como lo habría hecho en otras ocasiones porque he dejado de beber. A cambio fumo como un cosaco. La sobriedad me va a costar un enfisema. Como llegué un poco tarde apenas pude escuchar el final del discurso de Elvira Navarro, que presumo lúcido y emotivo. Pude abrazar a Bértolo durante unos instantes –tampoco iba a estar abrazándole media hora- y me dijo que posiblemente regrese a la crítica literaria.
Allí estaba el gran jefe, Claudio López de Lamadrid, acompañado por la exministra Ángeles González Sinde, con quien no conversé porque me dio corte. No puede volver a repetirse. Si quiero ser un audaz reportero debo huir de la timidez. Entre los venidos de Barcelona también destacaban Ignacio Echevarría, con su eterno aspecto juvenil, mezcla de Peter Handke y surfer californiano, y Rodrigo Fresán, que a mi mujer siempre le ha parecido muy atractivo. A buen seguro había muchos más barceloneses, pero no les conocía. Craso error: un cronista de sociedad debo repasar el who is who. También vi a la cónyuge del homenajeado, la luminosa y corajuda Belén Gopegui, a Marcos Giralt Torrente, serio y cortés, a Andrés Barba, el playboy de nuestras letras, a Patricio Pron, muy orgulloso de su cuenta en Twitter, a Luis Magrinya y Ray Loriga –dos de los más célebres descubrimientos de Constantino- , a la valiente cronista Gabriela Wiener y a su esposo, el poeta Jaime Rodríguez Z., a Carlos Pardo, con su eterno aspecto de joven Dylan, a la pareja Periférica (Paca Flores y Julián Rodríguez), a Alberto Olmos, contento con su nueva criatura literaria, a Coradino Vega, uno de los últimos del catálogo de Caballo, a Pelayo Cardelús, un señor muy simpático con quien estuve departiendo largo rato, a los editores de Lengua de Trapo, otra de las escasas alternativas para los desconocidos talentosos, y a Marta Sanz, tan cordial como siempre. Había muchos más escritores y editores, pero mi memoria –y mi conocimiento del who is who- son frágiles.
Regreso al principio. Señores de Penguin Random House, cuiden el débil ecosistema literario, sigan concediendo una oportunidad a los jóvenes con talento y, por lo tanto, no cierren Caballo de Troya. Ningún interés personal hay en mi proclama: tengo ya cuarenta y tres tacos y quiero escribir un best seller.
Sobre Recaredo Veredas:
Licenciado en Derecho. Máster en Edición. Reseñista en numerosos medios, como Quimera, ABC, The Objective, Política Exterior o Qué Leer. Profesor en la Escuela de Letras. Fundador, junto a otros, de Culturamas y creador de micro-revista. Autor de los libros de relatos Pendiente (Dilema Nuevos Narradores, 2004) y Actos imperdonables (Bartleby, 2013), del manual Cómo escribir un relato y publicarlo (Dilema, 2006), del ensayo No es para tanto (Silex, 2019), de los poemarios Nadar en agua helada (Bartleby, 2012) y Nadar en agua helada (Bartleby, 2019 y de la novela Deudas vencidas (Salto de página, 2014).
Nadie ha pensado cerrar Caballo, Recaredo. En los próximos meses (hay libros programados hasta junio) anunciaremos cómo va a seguir.
Gracias por la aclaración, Claudio.