En construcción o cómo hacer teatro en el lado oscuro
Por Marina Sanmartín
Tristán Ulloa me abre la puerta del Teatro del Arte; una puerta pequeña, con un timbre similar al de cualquier portal de viviendas, que me hace dudar. Por fortuna se imponen las certezas, porque no tarda ni un segundo: abre y me encuentra allí, aterida en la acera de los impares de la calle San Cosme y San Damián, a la deriva en la mañana de un lunes de primavera, todavía de abril, que podría pasar, con su cielo nublado y su rastrera temperatura, por un lunes de febrero en Laponia.
El clima se ha vuelto loco, y es sólo un síntoma más del desorden en el que nos movemos: el mundo, si hay que guiarse por las protestas callejeras y las noticias de los telediarios, está perdiendo pie; y es en ese contexto y sobre ese contexto donde se levanta En construcción, la obra escrita e interpretada por Carolina Román y Nelson Dante, que cuenta las dificultades de una pareja de inmigrantes argentinos en este Madrid de recortes y desencanto; una propuesta que nació en 2007, en una milonga de Huertas, y ha ido creciendo y desarrollándose carente de ambición, hasta encontrar un tiempo, este en que los españoles volvemos a ocupar el rol del que tiene que irse, que ha reforzado su interés.
Dirige Tristán Ulloa, que en su cuenta de Twitter, con más de 14.000 seguidores, se define así: “Actor, director, guionista… sí, vamos: entretenimiento que le dicen. Me meto aquí el uno de septiembre de 2012, cuando este país entra en el lado más oscuro de la galaxia.”
Intérprete versátil; director que busca y no tiene miedo de incluir en su equipo a gente que sepa más que él; un profesional capaz de adaptarse a cualquier medio y comprometerse al cien por cien con cada uno de sus trabajos, sin importar la envergadura, porque sabe que serán ellos los que, el día de mañana, hablarán de él; estoy enganchada a su análisis diario de la situación y creo que es una de las mejores voces para charlar, a partir del ejemplo de su propio proyecto, que se estrena el 9 de mayo, sobre las posibilidades de supervivencia del teatro.
LA OBRA, “UNA HISTORIA DE AMOR”
Carolina Román lo tiene muy claro. Lleva un vestido rojo, de tirantes y flecos, y unos zapatos para bailar tango. Está sentada junto a Nelson Dante en el decorado no definitivo, dispuesto para los ensayos, una mesa y dos sillas que reproducen mínimamente la cafetería donde Sole y Pablo se enredan en conversaciones que temen el futuro; y me gusta como sonríe. Todavía es poca la luz y la sala permanece en penumbra; los asientos del público, que rodean el escenario, están vacíos, y hay en ella mucho de verdad cuando me explica: “En construcción es por encima de todo una historia de amor universal, que cuenta muchas otras cosas pero, como en la vida, nos muestra que mientras uno paga sus impuestos se desangra, se desenamora, permite que le rompan el corazón y lo vuelve a intentar; y En construcción es esto.”
Hemos llegado hasta allí atravesando un patio interior salpicado de charcos.
Y me he olvidado de la ciudad en cuanto el cielo ha desaparecido.
Hace frío y Tristán enciende la calefacción para que la periodista de El País y yo estemos cómodas. Empiezan a repasar los diálogos y los tienen tan interiorizados, les pertenecen tanto, que no me doy cuenta de cuándo saltamos de la realidad a la ficción. En algún momento, Nelson me explicará que las personalidades opuestas de los dos personajes “abarcan todos los puntos de vista y facilitan que cualquier tipo de espectador se identifique con lo que les está ocurriendo. Las escenas se basan en acciones pequeñas, cotidianas, que no exigen para ser comprendidas que hayamos tenido que irnos de ningún lugar.”
Y tiene razón, porque yo nunca me he ido y siento las palabras cargadas de nostalgia y desarraigo, de una desesperación sorda, sin gritos; de una agonía que me llevaré a casa, donde escucharé una y mil veces la letra de Pétalo de sal.
¿Dónde está lo que nos enseñaron que merecíamos? De eso va la obra, del hecho de que cada vez nos resulte más difícil escapar de la desilusión.
Para llegar hasta aquí, En construcción ha crecido rebelándose contra los obstáculos.
“CUANDO REDUCES EL ÓXIGENO, EL FUEGO TERMINA POR APAGARSE”
“En los últimos ocho meses la asistencia a las salas ha caído en un 30%; también la recaudación, sin embargo el Senado se niega a revisar a la baja la cuestión del 21% de IVA. Nos enfrentamos al ocaso de la Cultura, de toda la Cultura: el cine, el teatro, la literatura… en ese sentido soy bastante catastrofista. No hemos recibido ningún tipo de ayuda para montar este espectáculo y nosotros vivimos de esto. Hay demasiadas barreras para el emprendedor. Por muy bien que vayan las representaciones, aunque llenemos, lo único que conseguiremos será cubrir gastos y pagar al equipo un salario digno, nos haríamos un flaco favor si trabajáramos gratis, pero no sacaremos beneficio. El beneficio es otro y este es un riesgo que yo asumo.”
Porque, incluso así, a Tristán Ulloa le merece la pena sacar adelante la iniciativa.
Mientras me habla detecto en su expresión los restos de un cansancio limpio, consecuencia de un esfuerzo no sólo físico. Viste de negro y se expresa en un tono moderado para describir un panorama que a otros se les escaparía de las manos porque les invitaría a gritar: “en estas circunstancias resulta cada vez más difícil vivir del arte, no se puede crear, no se puede hacer nada, se está yendo todo el mundo; y hay que luchar para que la cultura no se convierta en el lujo de unos pocos privilegiados. Cuando reduces el oxígeno, el fuego termina por apagarse.”
Él y Carolina son pareja desde hace doce años, de ahí su estrecha relación con Argentina, que es un país que le apasiona, y en concreto con Buenos Aires. Me dice: “para sobrevivir, la cultura debe funcionar al margen de la situación sociopolítica, como en Argentina, donde las librerías en Corrientes abren hasta las dos de la mañana y encuentras libros por cinco pesos. Hay que buscar nuevas fórmulas para no tener que rendir cuentas ante una situación injusta.”
No es ambicioso, dentro de diez años se imagina tal y como está, trabajando en lo suyo. Como director de En construcción aspira a no caer en el panfleto; “a presentar una mirada lo más aséptica posible”; a ser coherente y honesto con la realidad. Su deseo: “que el espectador se convierta en un sujeto activo de la representación, que se lleve algo a casa”, da igual qué: “No pretendo erigirme como supervisor de la función del teatro: sirve para plasmar ideas, para enviar mensajes pero también, y esto es fundamental, para entretener”.
Después de dos mañanas con ellos, pido permiso para quedarme un poco más en la sala vacía, mientras comentan el ensayo de la última escena. Confundo la mentira con la verdad, y creo que eso es bueno. Nadie me mira, no me prestan atención. Se comportan como sí no estuviera allí y me siento una privilegiada porque accedo al teatro que no se ve, y que también es teatro: las frases que no se dicen; la guitarra que se toca en los intermedios, cuando ninguna exigencia del guión llama a la música, pero hay algo invisible que la pide para que suene por encima de las reflexiones del director; Mate azul, cronómetro rojo, “margen de oscilación de los silencios”; y besos. La luz, que no será la luz, es verde; los techos, altos. Se adivina fuera la constancia de la lluvia. Es un proyecto con pocos medios pero con muchas ganas. La entrada costará entre doce y catorce euros. Hace unos días, en el Español, que es público, tuve que pagar veintidós.
Yo iré, aunque sólo sea para celebrar lo que siempre queda, como las manos que se tocan en el tango.
Fotografías de Paz Gómez.
Autora de La clave está en Turgueniev, recién publicada por Eutelequia, y del blog La fallera cósmica, convertido en libro por Baile del Sol. Es licenciada en periodismo y una narradora tan perspicaz como lírica, tan profunda como divertida.
Aunque su faceta más conocida sea la de actor, también es guionista, director de teatro y de cine (su primera película “Pudor” obtuvo dos nominaciones a los Goya). También es un hombre comprometido que colabora activamente con Amnistía Internacional.
Sobre Marina Sanmartín:
Autora de La clave está en Turgueniev, recién publicada por Eutelequia, y del blog La fallera cósmica, convertido en libro por Baile del Sol. Es licenciada en periodismo y una narradora tan perspicaz como lírica, tan profunda como divertida.
I see http://www.microrevista.com is outranked by many competitors in google’s search results. You need more hi authority backlinks. If your are not seo guru you should outsource it, i know the solution for you, just type in google – Burol’s Tips Outsource The Work