Tan lejos, tan cerca: Mati Klarwein

Por Luis Daza

Esta portada de Santana es una de las más famosas y emblemáticas de la historia de la música pero muy poca gente sabe que la fruta que hay a la izquierda son melones y sandias de Mallorca.

Cuando vemos la obra de un artista extranjero que está editada lejos, por defecto tendemos a pensar que todo lo que lo rodea también lo está. Como en este caso que hay una asociación natural a San Francisco y a la psicodelia de la costa oeste en los 60 y sin embargo lo que aparece aquí son olivos y naranjos de Deiá, un frasco de boticario, sardinas arenques del Mediterráneo y un sombrero de paja de agricultor mallorquín.

 

El que lo lleva, por cierto, es el pintor que ilustra la portada: Abdul Mati Klarwein.

“El pintor desconocido más famoso del mundo” como a él le gustaba llamarse a si mismo.

Vivió en murió en Deiá, Mallorca. Aquí al lado. Y la distancia no le impidió trabajar con gente como Santana, Jimi Hendrix, Miles Davis, Leonard Bernstein entre otros muchos.

Aunque tenía ascendentes españoles por la rama paterna, Mati Klarwein nació en Hamburgo en 1933. Su madre alemana, aria, rubia y católica y su padre polaco y judio, era mala mezcla para esos años. El padre, arquitecto de profesión, decidió con buen criterio abandonar Alemania cuando Hitler llegó al poder y terminaron trasladándose a Palestina en una época que todavía no existía Israel. Allí, en Haifa, entre jazmines y palmeras, Mati tuvo su primer contacto con la cultura mediterránea, algo que le iba a marcar de por vida.

 

Cuando ya era un adolescente sus padres se divorciaron y él tuvo que pasar largas temporadas en Jerusalén. No conocer a nadie y el ambiente opresivo de la ciudad le llevó a refugiarse en los libros de arte de la biblioteca de su padre donde descubrió la sexualidad con las figuras desnudas de la historia de la pintura. Su primera masturbación fue a los 16 años contemplando el Baño Turco de Ingres.

 

El cruce de razas y religiones, llegar a la vez al arte y a la sexualidad, vivir cerca del mediterráneo y sus continuos traslados marcaron lo que sería su personalidad futura.

Mati se convirtió en un viajero incansable, en una persona inquieta y curiosa y en una bomba de creatividad que explotaba a cada instante. Recorrió y recaló en muchas partes del mundo. Nueva York, Senegal, Bali, Méjico, India, Brasil, Tunez, pero donde terminó plantando su hogar fue en la isla de Mallorca, concretamente en Deiá. Supongo que allí encontró imágenes de su infancia, la libertad de la costa oeste y el olor y el color del Mediterraneo.

 

Durante su paso por los Estados Unidos tuvo ocasión de explorar la contracultura y zambullirse de lleno en la psicodelia y las nuevas perspectivas del mundo y el universo.

Nadie como él supo poner en imágenes aquella música y aquellas inquietudes. El primero que decidió usar un cuadro suyo como portada fue Carlos Santana. En 1961 se editó Abraxas, el disco que les disparó a ambos a la fama. A partir de ahí lo hicieron Muddy Waters, Miles Davis, Jimi Hendrix, Osibisa, Jerry Garcia y un largo número de artistas en un tiempo en el que la música cambiaba la sociedad y en el que la portada de los vinilos era mucho más que un envase, era una experiencia doble, musical y visual. En aquella época las carpetas se tenían en las manos mientras se oía el disco y si había sintonía entre ilustrador y músico, una te llevaba a la otra y al final terminaban siendo una sola obra.

La imagen de la historia de la música no sería la misma sin él, posiblemente hasta la percepción de la música sería otra. Y eso que Mati Klarwein no se consideraba un ilustrador, él se consideraba un pintor, un explorador del universo que iba compartiendo con el mundo las imágenes que iba acumulando en su mente. Sin embargo llegó a ser el ilustrador más famoso del mundo o como él no se cansaba de repetir: “El pintor desconocido más famoso del mundo”

 

Las portadas solo fueron una parte de su ingente obra, pero también nos dejó una cantidad considerable de cuadros de paisajes místicos y de experiencias visuales, sin contar con una parte muy desconocida de su trabajo, los retratos. Pintó a Marilyn Monroe, Malcom X,  Ursula Andress y a mucha gente conocida de la época, entre ellos al presidente Kennedy, cuyo retrato le encargó Jackie, paradójicamente, después de ver el retrato de Marilyn. Lamentablemente el cuadro nunca pudo hacerse del natural porque al poco alguien le disparó en una calle de Dallas.

 

La mujer fue otra de sus grandes pasiones. “Dios se aburría en la eternidad y creó a la mujer a su imagen y semejanza” escribió. Todos sus cuadros, retratos, ilustraciones e imágenes tienen presente siempre a la mujer desde una adoración absoluta. Según Mati “la expulsión del paraíso solo fue un ataque de celos”. La visión de la mujer en sus cuadros habla por si sola.

 

Abdul Mati Klarwein pensaba que La Tierra es un ser vivo, Gaia, y que las montañas de Mallorca es uno de los sitios donde se le puede sentir de una manera más intensa. Sea como sea, a él le motivó para quedarse allí y para crear una obra única y maravillosa. No sé si esas montañas transmiten o no esa fuerza, pero es muy obvio que sus imágenes sí lo hacen. Eso es lo que nos dejó y eso es lo que cuenta.