Francisco es nombre de parque temático

Por Jorge Carrión

Mientras atravesamos el Río de la Plata leo El testamento del mago tenor (Emecé Argentina), la penúltima novela de César Aira. La compré ayer en Clásica y Moderna, junto con la siguiente o anterior, quién sabe,  Margarita (un recuerdo) (Mansalva): probablemente haya publicado otra en estas últimas veinticuatro horas. Durante unos minutos me quedo atascado en esta frase: “La celebridad era un bien efímero en la profesión, que carecía de historiadores”. Habla de la magia. Un arte de la fugacidad, en efecto. Un arte marginal, sin archivo sistemático. El reverso exacto de la Iglesia, cuyas magias parciales sí han sido documentadas hasta el minúsculo detalle y cuyas celebridades son casi eternas.

Porque más que un viaje en ferry esto parece una audiencia papal. Te obligan a ponerte bolsas de plástico en los zapatos para recorrer esas moquetas azules, esas alfombras hacia un lujo que nadie se puede permitir. “Acceda a la sala vip”, anuncian los altavoces, “donde podrá disfrutar de nuestro buffet libre, conexión wifi y otras comodidades por un extra de 300 dólares”. El barco es, sobre todo, un centro comercial flotante que se desplaza con 950 pasajeros entre Montevideo y Buenos Aires. O viceversa. El duty free no tiene nada que envidiarle al de cualquier aeropuerto. El nuevo emblema de la compañía uruguaya Buquebús fue bautizado el pasado mes de septiembre por Cristina Fernández de Kirchner, José Mujica y el cardenal Cotugno, como un medio de comunicación entre dos pueblos en paz: se llama “Francisco Papa”.

Es asombroso lo rápido que el pontífice argentino se ha convertido en un icono. Lo que Messi no ha conseguido en varios años –pese a sus cuatro balones de oro consecutivos– al parecer lo ha logrado Jorge Bergoglio en pocas semanas. ¿Ha ingresado en el panteón de Gardel, Evita, Borges y Maradona? ¿Es el quinto as, el del repóquer? Mucho antes que la portada de Times llegaron las celebraciones dignas de un Mundial, la gigantografía en pleno Buenos Aires (“La Ciudad celebra con orgullo y alegría al Papa Francisco”), las postales, los pósteres, los grafitis, los conciertos, los libros, el buque y la camiseta de homenaje Club Atlético San Lorenzo de Almagro, con un escudo con su foto a la altura del corazón. No en vano fue justamente el año pasado, tras la mudanza al Vaticano de su socio más insigne, cuando volvieron al podio después de cinco temporadas de sequía.

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En el penúltimo de sus proyectos conceptuales, La cadena del desánimo (Blatt & Ríos) el escritor Pablo Katchadjian ha realizado un montaje de centenares de citas extraídas de diarios argentinos entre marzo y diciembre de 2012. Se trata de un completo retrato de familia de esa sociedad. Una radiografía de grupo sin un gramo de complacencia o amabilidad. Un ejemplo entre mil: “’los que están a favor del aborto son genocidas y hay que echarlos de esta Patria’, dijo el obispo de la ciudad misionera de Oberá, Santiago Bitar”. Cristina Fernández de Kirchner y otras celebridades argentinas aparecen muchas veces; el inminente Sumo Pontífice, en cambio, sólo una. Eso sí, con palabras misteriosas: “’no crean a los mercaderes de la muerte, si quieren drogas que las tomen ellos’, dijo el cardenal Jorge Bergoglio”. Hasta hace cuatro días, por tanto, era un discreto secundario. Ahora, según parece, es Uno de los Grandes Protagonistas.

El mejor lugar para observar la magnitud del fenómeno es el parque temático Tierra Santa. Hay que imaginarlo así: el cartón piedra de Los Picapiedra con un pesebre, vírgenes por doquier, una mezquita, el restaurante Arca de Noé, el Muro de las Lamentaciones, la pizzería Salem y los tres crucificados en el Monte Calvario. En la taquilla te atiende la hermana menor de María Magdalena. La puerta está custodiada por un centurión romano. Pero antes de él, sonriente, magnífico, se encuentra el Papa Argentino. En este preciso instante una monja fotografía a otras dos junto a la fotografía: “Para nosotras es un ídolo”, me cuenta, “y tiene todo el sentido que inaugurara este lugar, que es una gran catequesis para los más desfavorecidos, aquellos que no tienen medios para viajar”.

A las pestañas habituales de la página web (“Circuito, Shows, Comidas, Imágenes, Testimonios, Datos Útiles”) se le ha añadido una nueva: “Francisco”. Si cliqueas te cuentan que el Papa bendijo la Gruta de Vírgenes y Santos, “haciendo especial hincapié en la Virgen Desatanudos de la que Su Santidad es un devoto fiel”. No sólo eso: cuando era obispo se trajo una postal de Alemania, de donde procede ese culto mariano, y encargó una pintura que ahora se encuentra en la iglesia de San José del Talar. Protectora de los matrimonios, los nudos que desata con la ayuda de los ángeles son los de problemas de comunicación, entre cónyuges y entre los humanos y Dios. Desde que nos falló Obama y se nos murió Mandela, ya sólo nos queda Francisco. A ver si su imagen, tan poderosa, se llena de actos, hechos, contenido.

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Sobre Jorge Carrión:

Novelista, profesor, gestor cultural, periodista, provocador o impenitente viajero, Jordi o Jorge Carrión es una de nuestros intelectuales más innovadores. Ha publicado la novela Los muertos (Mondadori, 2010) y numerosos libros de viajes o ensayos. Su penúltima obra es Teleshakespeare (Errata Naturae, 2011) en la que analiza el fenómeno de las series de televisión. Acaba de quedar finalista del Premio Anagrama de Ensayo con Librerías.

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