Historia de un perfume de vanguardia

Por Malva Rico

Visionaria y vanguardista, Coco Chanel traspasó el mundo de la moda y se convirtió en símbolo cultural. Durante el mes de mayo -entre el 5 de mayo y el 5 de junio- en el Palais de Tokyo de París ha abierto sus puertas la exposición Nº 5 Culture Chanel, una retrospectiva con fotografías, archivos, obras de los artistas de la época y archivos que nutrieron el imaginario de Chanel y de los que nació, en 1921, su perfume más icónico.

Nº 5 Culture Chanel es la historia de la modernidad a través de un perfume. De cómo la diseñadora francesa encontró la inspiración en los diferentes campos creativos, Gabrielle Chanel bebió de la poesía, las artes visuales o la música. Se sumergió en la escena del arte avant-garde, como lo muestran sus fotografías, dibujos y regalos de Picasso, Modigliani, Cocteau o Apollinaire. Mantiene con cada uno de ellos un diálogo amistoso que alimenta el intercambio de ideas y que refuerza un camino hacia una modernidad que hizo suya. Chanel Nº5 como “el doble olfativo de corrientes artísticas como el cubismo, el dadaísmo y el surrealismo”. La exposición descifra este contexto particular, y revela los múltiples enlaces, conexiones y referencias que conectan N ° 5 con las creaciones de su tiempo.

Pero detrás de la fragancia más famosa de todos los tiempos hay también una historia de amor. Chanel Nº 5 nace la evocación de una ausencia, la de Arthur Capel, con el que mantuvo un desdichado romance y que murió trágicamente en un accidente automovilístico en 1919. Coco encargó a Ernest Beaux un perfume para las mujeres de todo el mundo que se convirtiera en lo que Proust llamó un “recuerdo” preciado. El perfumista presentó a Chanel una serie de muestras numeradas y ella escogió la número 5.

Una de las piezas con las que contará la exposición “Portrait de femme au grand chapeau” de Amadeo Modigliani © VERED GALLERY, NEW YORK

Contenía esencias de flor de naranja amarga, jazmín, rosa, sándalo, vainilla, vetíver…, hasta ochenta ingredientes mezclados con un toque de modernidad. Fue la primera fragancia que incluyó aldheídos, un ingrediente sintético, lo que la convirtió en el primer perfume artificial de la historia. Como las grandes obras de arte, no se parecía a nada de lo que existía hasta el momento.

Inspiración también en las líneas simples del diseño de su botella desde su título singular y el signo de la doble C, hasta la forma simple y nítida de su tapa y botella; su etiqueta casi clínica, un embalaje de papel grueso, blanco, delineado finamente en negro. Una creación artística, un manifiesto en su envase y en cada campaña publicitaria a lo largo de su historia, que bebe de la fotografía de moda de Man Ray y la estética dadaísta de artistas como Max Ernst y Francis Picabia, cuyos trabajos también están presentes en la exhibición.

“Noire et Blanche” de Man Ray. Collection FRAC Bourgogne © FRAC Bourgogne/ADAGP 2013

Según el comisario de la exposición, Jean Louis Froment, el perfume es un concentrado de modernidad, “Igual que una obra de arte se renueva ante los ojos de los visitante en cada una de sus exposiciones, el Número 5 reconfigura su historia a partir de los reencuentros y las época que atraviesa”.