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La científica que veía encajes en el hielo

La científica que veía encajes en el hielo

Por Pilar Mejía

“Yo no soy una superwoman”. Fue lo primero que dijo Josefina Castellví cuando le cedieron la palabra en la presentación del documental Los recuerdos de hielo, de Albert Solé, hace unas semanas en Madrid.

Castellví (Barcelona, 1935) está considerada una de las grandes mujeres y científicas de este país en los últimos tiempos. Bióloga e investigadora del CSIC, una de las primeras mujeres que se adentraron en el mundo de la microbiología marina hace ya más de cincuenta años, fue la primera española en explorar la Antártida en 1984 y la primera en la historia de la investigación antártica internacional en dirigir una base, en este caso y desde su fundación en 1988 y hasta 1993, la Base Juan Carlos I, después de que su compañero de equipo, impulsor de toda aquella aventura desde hacía ya más de veinte años, Antoni Ballester sufriera un derrame cerebral que lo apartara de la vida profesional. Josefina, Pepita, su amiga, le dedica este documental que, sinceramente, emociona.

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Y ahora os preguntareis qué hace una reseña de un documental científico en la sección Cosas Bellas. Os respondo: “Los recuerdos de hielo” no sólo emociona por la gesta (locos científicos    aventureros que dejaban todo atrás para aislarse en el Polo Sur, sin un buque que les asegurara la vuelta a Punta Arenas), ni por acercarnos a ese mundo distante de la ciencia que sufre recortes. Emociona porque la narradora, Pepita como prefiere que la llamen, a sus casi 80 años, le habla a Ballester desde la emoción madura del retorno, y en esas observaciones se trasluce la otra faceta de esta maravillosa mujer de cabellera blanca envidiable: su sensibilidad por las cosas bellas.

Desde que se jubiló hace trece años, decidió desarrollar sus aficiones pospuestas e instalar en una de las habitaciones de su casa de toda la vida    en el Eixample (fijaros en los suelos hidráulicos cuando veáis el docu) su “cuarto para todo”. En él hay sitio para los archivos de las expediciones que se niega a tirar aunque nunca haya releído, las fotos de aquellos paisajes de hielos eternos salpicados por las sonrisas e historias de quienes la acompañaron, para el ordenador, para la mesa donde corta la tela del patchwork y trabaja sus cuadros con esmaltes, y el rincón donde trabaja su afición favorita: el encaje de bolillos. Pepita Castellví, la oceanógrafa, la gran científica premiada, condecorada, invitada de honor a simposios sobre microbiología y la Antártida, se considera “una artesana.

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El encaje de bolillos es su pasión desde hace unos años. En una entrevista concedida a La Vanguardia en septiembre confesó:    “Tengo el humor de irme cada año unas semanas a Suiza a recibir clases de encaje; es una profesora magnífica”, y por probarse a sí misma si valía o no para ello, se presentó a un concurso a nivel internacional en aquel país, y ganó el primer premio. La placa está expuesta, por supuesto, muy cerca de sus fotos antárticas. Ahora Pepita está trabajando en la creación del mantel para el Altar Mayor de la Basílica de la Sagrada Familia, un proyecto en el que trabajan 50 artesanas encajeras de la Escola de Puntaires de Barcelona basándose en patrones modernistas que elaborarán en pequeñas piezas de puntilla que luego se unirán y formarán dos manteles definitivos.

En Los recuerdos de hielo,    Pepita habla sobre su trabajo con los bolillos, de cómo la relaja, de cómo le recuerda la remota Isla de Livingston, “es como mirar de cerca los cristales del hielo”. Las cosas bellas que le ofrecía el Polo Sur a esta gran mujer quedan claras cuando habla en el documental de Albert Solé. Uno se emociona viendo a la abuela sabia enseñando a escuchar la música de las gotas de hielo cayendo en el mar, sonidos de xilófono en un paisaje repleto de supuesto silencio. Un paisaje, el antártico, dice “que es el más básico de todos los paisajes” y a pesar de eso es hermoso, donde no hay verde, sólo blancos enceguecedores, algún  marrón y la hermosa gama de azules del mar, el cielo y el hielo.

Y dice que no es una superwoman.

Los recuerdos de hielo

Dirección y guión: Albert Solé

Dirección de Fotografía: Hans Hansen

Minimal Films 2013

 

 

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Sobre Pilar Mejía:

Madre y publicista, más bien tirando a ejercer el periodismo, malabarista de la comunicación corporativa y de la vida misma. Autora del blog Historias del hombre pez que murió borracho. Desde hace años lucha contra la ansiedad en noches de series y crafty.

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