La novela de Jorge

Por Recaredo Veredas

Cartas a palacio. Jorge Díaz. Plaza y Janés. Barcelona, 2014. 21,90 €, 560 páginas.

 

No me apetece escribir una reseña convencional de Cartas a palacio porque Jorge Díaz es uno de mis mejores amigos. Creo que puedo resultar más útil narrando mi experiencia personal con su novela y explicando la causa de mi fascinación por ella. Por lo tanto, presentaré a Jorge y expondré por qué Cartas a Palacio, aunque sea un aspirante a best seller publicado por Plaza y Janés, es una novela recomendable para cualquier escritor, por muy indie que sea.

Jorge es una de las personas más talentosas que conozco: Es un maestro del guión  (no en vano creó la mítica serie Hospital Central) y, como tal, domina a la perfección el lenguaje narrativo. Un buen día decidió abandonar la televisión y escribir una novela sobre un emigrante gallego que se convirtió en el capo di tutti cappi de Río de Janeiro, lo que no es pelo de gorrino*. Sin tener mayores contactos en el mundo editorial, y sin contar con agente, se la publicó Planeta. Es, tal vez, su mejor novela desde un punto de vista puramente literario: escogió una primera persona que mantiene el tono durante toda la narración y describe, con acierto y muy buen ritmo, el trepidante Brasil de Getulio Vargas. Después vino La justicia de los errantes, una muy entretenida novela política/policial, centrada en la insólita peripecia de los anarquistas Durruti y Ascaso durante su tour americano. En sus páginas ya insinuaba el mayor mérito de Cartas a Palacio: el control casi mágico de distintas tramas y su dominio de la focalización. La mayoría de los escritores literarios no sabemos combinar tramas. Ni siquiera nos lo planteamos. Como mucho utilizamos dos y con tres ya nos hacemos un lío del carajo, que suele conducir al desastre. Por eso, entre otras causas, escribimos novelas cortitas e intimistas. Además, nos permitimos despreciar olímpicamente a quienes consiguen, a un tiempo, hilar 600 páginas con decenas de personajes y ser venerados por decenas de miles de lectores. Jorge Díaz, en Cartas a Palacio, utiliza 6 tramas y lo hace con total soltura, sin apenas exhibir tamaño logro. Además todos los personajes están vinculados de una manera u otra y todos confluyen en el desenlace, sin que resten cabos sueltos. Por si fuera poco, el lector identifica a la primera a los personajes y no olvida la relación que mantienen entre sí ni la primacía de la protagonista. La primera vez que leí el manuscrito me quedé atónito y desde entonces he intentado desentrañar, para mi propia formación como escritor, cuál es el secreto de tal prodigio. Especulo sobre dos causas: por un lado la experiencia de Jorge como guionista televisivo, por otro un talento natural para la narración pura y dura. Él, hombre pragmático como pocos, ha decidido dedicar tal don a escribir best sellers, en vez de morirse de hambre pergeñando novelas con buenas críticas y escasa venta.

Por lo demás, Cartas a palacio es una novela creada para seducir a las multitudes, escrita con un registro adecuado que, por supuesto, engancha desde la primera página. Un lector exquisito puede encontrar razones para rechazarla, pero no estoy escribiendo una reseña, sino una miniguía sobre su utilidad práctica. Concluyendo, recomiendo a todo escritor o aspirante a serlo que se aventure a desentrañar su mecanismo, como quien desmonta un reloj de alta precisión, a buscar las claves ocultas de la máquina y aprender de su, en apariencia simple, complejidad.

*Graciosa expresión creada por mi maestro Suñén, que me encanta utilizar.