Perdida

Por Recaredo Veredas

Perdida. Gillian Flynn. Roja y negra. Barcelona, 2013. 17,90 €, 576 páginas.

El debut en España de Gillian Flynn viene de la mano de una colección creada por el coloso de los colosos  (Random House, ese megagrupo de propiedad germana que controla un porcentaje descomunal de la producción mundial de libros) titulada “Roja y negra”. Los colores no se refieren a la joya de Stendhal sino a la novela noir. Pero no es una colección vulgar: pretende vender a mansalva y mantener la calidad literaria, asegurada por la dirección del ilustre novelista Rodrigo Fresán. No son propósitos malévolos sino simple adaptación a las circunstancias, como han hecho animales, plantas y seres humanos desde la creación del universo. “Perdida” responde plenamente a las pretensiones. Así ocurre porque es una excelente novela (desde una perspectiva anticuadamente literaria), cuenta con adecuadas dosis de morbo y violencia y, además, engancha al lector en la primera página y lo suelta en la última sin apenas caídas de ritmo. Concluyendo, Gillian Flynn ameniza e ilustra a un tiempo.

Nuestra autora no es una novata ni mucho menos. Sus anteriores novelas habían logrado un considerable éxito de ventas y crítica en el mercado más mercantil y rentable de todos: el de los Estados Unidos de América. Patricia Highsmith es su referencia inevitable. Lo es por el cinismo de la antihéroe y su capacidad para planificar los más terribles crímenes con un sosiego posthumano, ajeno a cualquier vestigio de moral judeocristiana. Mucho también les diferencia: Ripley, pese a sus décadas de vida, es más postmoderno.  Bajo su cortex habita el vacío. Sólo el vacío. Ni siquiera sabemos quién es, cuál es su verdadero nombre. Tal vez incluso él lo haya olvidado. Sin embargo Amy posee un ideal del mundo, un propósito de perfección. Es una psicópata  con principios. Cree que el mundo será mejor si todas sus metas se cumplen (sin matiz alguno, es una perfeccionista radical).

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Concretemos: ¿Qué diferencia a gone girl del típico thriller gringo, de las miles de novelas basura que abarrotan las baldas de Barnes and Noble y los estantes digitales de Amazon y son devoradas por lectores que creen que Tolstoy es una marca de chocolate? Primero, la falta de moralina. Flynn no aparta la mirada, no fustiga a su personaje, gratificando así al público más convencional. Se mantiene a su lado, mediante una perversa admiración, que revela un negro y refrescante sentido del humor, rematado por un final perverso como pocos. Segundo, su capacidad para crear escenas, para mover a personajes en el espacio a ritmo perfecto, incluso para trazar ocasionales arrebatos líricos que no rompen el tono general de la obra. Tercero, Perdida es la narración de la decadencia de los Estados Unidos de América, hundidos en la telebasura, la desindustrialización y el dominio de la imagen sobre la verdad, convertida definitivamente en una antigualla. Cuarto, su capacidad para crear dos voces nítidamente diferenciadas -la voz de la chica perdida y la de su desdichado y tonto cónyuge se alternan capítulo tras capítulo-. Por último, la alternancia de tiempos resulta idónea para mantener la tensión y supone un alarde de técnica narrativa.

Eso no implica que gone girl sea una novela irrefutable. No deja de ser un thriller apegado a su género, a cuyos lectores incondicionales apela. Son tantas las piezas del puzzle y tan imprescindibles los giros inesperados que algunos recovecos resultan un tanto quebradizos. O, más bien, exigen demasiado a la credibilidad del lector para su encaje. Por ejemplo la revelación de la infidelidad del personaje masculino es un truco de magia excesivo, que debería haber sido sutilmente anticipado.

Gillian Flynn es, pese a su éxito y su madurez narrativa, joven. A poco que se esfuerce conseguirá ser una gran narradora. Posee mirada, estilo, capacidad para manejar y construir estructuras complejas y, sobre todo, sabe cómo lograr, a un tiempo, que el lector no despegue la mirada de la página y que se replantee aspectos fundamentales de su propia vida. En este caso de un área nada despreciable: la pareja.

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Sobre Recaredo Veredas:

Licenciado en Derecho. Máster en Edición. Reseñista en numerosos medios, como Quimera, ABC, The Objective, Política Exterior o Qué Leer. Profesor en la Escuela de Letras. Fundador, junto a otros, de Culturamas y creador de micro-revista. Autor de los libros de relatos Pendiente (Dilema Nuevos Narradores, 2004) y Actos imperdonables (Bartleby, 2013), del manual Cómo escribir un relato y publicarlo (Dilema, 2006), del ensayo No es para tanto (Silex, 2019), de los poemarios Nadar en agua helada (Bartleby, 2012) y Nadar en agua helada (Bartleby, 2019 y de la novela Deudas vencidas (Salto de página, 2014).

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