Trazos para despertar la mente
La primera vez que vi las ilustraciones de James Jean fue en 2007 en Nueva York gracias a una serie de felices coincidencias de la vida. El mural de James Jean se extendía en el interior del espectacular edificio de Prada situado en el Soho; un toque mágico que, junto a sus asombrosas instalaciones, convertía ese espacio en un lugar cercano a la ciencia ficción. El mural, lleno de figuras fantásticas y de color, es una narración surrealista a partir de una canción popular en la que conviven elementos románticos, figuras humanas de anatomía dulce entremezcladas con el mundo vegetal y animal, escenas de acción de estilo épico y elementos oníricos, a veces hasta grotescos, inspirados en el Bosco. El sentimiento que me envolvió en aquel momento no ha perdido su intensidad sino que ha ido creciendo a medida que descubría lo que se ocultaba tras cada uno de sus detalles y, como sucede con los recuerdos hermosos, se alojó en un espacio de la mente que mezcla realidad, sueño y fantasía. Allí donde está el laboratorio de las ideas y la imaginería, donde no llegan las palabras. Uno de los almacenes que seguramente nutren la producción de James Jean mientras trabaja feliz e incansable con una taza de té.
Claro que por aquel entonces el recorrido de este jovencísimo ilustrador y artista era ya asombroso. Nacido en Taiwán en 1979 e instalado en Nueva Jersey a la edad de 3 años, a los 17 años inició su carrera artística formándose en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York. Tras graduarse en el año 2001, con tan sólo 22 años, empezó a trabajar para la editorial DC Cómics, realizando un sinfín de espectaculares portadas para la serie Fábulas (Fables) que le lanzaron a la fama.
Su capacidad de innovar, unida a una visión estética, original y a una excelente técnica, fue apreciada y solicitada por The New York Times, Time, Rolling Stone, Atlantic Records, Nike y un gran etcétera de importantes clientes.
En aquel entonces contaba ya con 7 premios Eisner, 3 premios Harvey, 2 medallas de oro y una de plata de la Sociedad de Ilustradores de Los Ángeles y una medalla de oro de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York.
Pero lo que me sigue impactando, lo que me inspira, no es su notable reconocimiento sino su talento, su libertad, su capacidad creadora.
La importancia y la necesidad de dar a luz mundos nuevos, de despertar la mente y asociaciones en ella que hasta entonces no se habían producido. Su capacidad para recrearlas, hacer visibles las emociones y descubrir al ojo lo irreal, como sus esqueletos de flores a través de niños cristalinos.
Sus ilustraciones son una aventura, un producto de la fantasía y de la mezcla de historias populares, de arte clásico y contemporáneo, en un universo mágico y lleno de dinamismo.
Su amor e interés por el mundo del cómic se manifiesta en una excelente visión compositiva y unos puntos de vista originales, llenos de fuerza, así como en la valoración de la línea y el trazo decidido de quien ha dado vida con su grafito a innumerables páginas en blanco.
Como ya hiciera para Prada en Nueva York, Los Ángeles o Milán, James Jean no deja de crear mundos soñados llenos de sutilezas, elementos inquietantes y dulces a un mismo tiempo; sus figuras de líneas curvas aniñadas conviven entre elementos de estilo oriental y diferentes culturas, objetos bizarros, elementos vegetales y animales, hasta formar un universo único y con vida propia.
En la obra de James Jean la fantasía se materializa y consigue seguir viva. Es el mago que abre las puertas a un universo nuevo y fascinante. Bienvenidos al país de las maravillas. Gracias James Jean.
Sobre Naiara Castellanos:
Pintora, diseñadora e ilustradora. Hizo Bellas Artes entre Salamanca y Roma. Ha expuesto en Zaragoza, Palencia, Chinchón, Granada y Madrid. Actualmente prepara su próxima exposición en torno a la temática de "Los Miedos".