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Una imagen (o dos)

Una imagen (o dos)

Por Francisco Solano

En la famosa Una carta que lord Chandos dirige a Francis Bacon, escrita por Hugo von Hofmannsthal en 1902, el autor emplea una imagen notoriamente pictórica, con la que expone una experiencia que, con diferentes grados, será compartida por los escritores más relevantes del siglo XX, de Franz Kafka a Jean Genet. Dice: «Ese brusco retirarse de las ramas cargadas de frutos que cuelgan sobre mis manos extendidas». La naturaleza tiene ahí un protagonismo simbólico todavía no adscrito a la decoración. Queda muy poco para que la vegetación se refugie en los malos poetas y en las céntricas terrazas. La precisión de la naturaleza retirando sus frutos será después en Kafka la indeseable postergación y en Genet, el espanto de los códigos.

Lord Chandos está reformando un ala de su casa y recientemente ha dado la orden de echar abundante veneno a las ratas del sótano de una de sus fincas. Cabalga por los campos para no pensar en el asunto, pero en su interior se abre «ese sótano lleno de la agonía de esa manada de ratas». Y se ve de pronto constatando, con palabras que han perdido para él todo sentido, «esas convulsiones apelotonadas de impotencia, de desesperaciones frenéticas». La naturaleza retira sus dones y al espíritu lo invaden las ratas agonizantes.

Hugo_von_Hofmannsthal

Hugo Von Hoffmannsthal

Es sorprendente de qué modo, al volver a un texto clásico —quince páginas magistrales—, la pieza se sitúa en una corriente donde el aparente anacronismo revela su plena actualidad. El joven aristócrata dispone de un rico patrimonio, ratas incluidas, y ha «perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa». Magris ha escrito que «lord Chandos persigue la epifanía de la vida, pero sufre la bancarrota de la representación lingüística». ¿Y qué hace que ahora, adentrados en el siglo xxi (Hofmannsthal sitúa la carta de lord Chandos en 1603), aún confiemos en las palabras? ¿Dónde está hoy esa retórica que debería infundirnos, si no certeza, al menos compasión? Hoy circulan, gracias a Internet, indiscriminados discursos que acarrean en el ciudadano una impaciencia proliferante que lo lleva a declarar, con cierta compulsión, su conformidad o su rechazo. Gracias a la facilidad de la intervención, y protegido por el anonimato, cabe suponer que así participa de las cosas del mundo. La infiltración como una costumbre de la plaza pública. No se puede permanecer al margen, pero ¿no era el margen la reserva menos contaminada de la dominación? ¿O se trata de ese sótano de coléricas ratas envenenadas? Cuando el estado del bienestar retira la satisfacción y las prebendas de las manos que ansiaban sus beneficios, lo que queda no es lo que podamos escribir, sino lo que el horror escriba con la agonía de los sótanos.

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Sobre Francisco Solano:

Francisco Solano, escritor y crítico, es autor, entre otros títulos, de La noche mineral (Debate, 1995), Bajo las nubes de México (Alba, 2001), Rastros de nadie (Siruela, 2006), La trama de los desórdenes (Bruguera, 2007).

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Comentario

  1. 11/02/2013 at 17:44 · Reply

    De todos modos, la Carta de Lord Chandos espera una contestación. De Sir Francis o de quien sea. Y llegará, espero.

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