Un amigo en la ciudad

Por Juan Gómez Bárcena

Saqué una novela de la estantería: página uno, página dos, página tres, una narración lineal, un orden falso, una mentira en la que toda la humanidad creía.

 

Esta reseña se complementa con una entrevista de Lorenzo Rodríguez al autor.

 

Un amigo en la ciudad, Juan Aparicio Belmonte. Siruela, 2013. 171 páginas. 16,95 €.

Cuando un libro renuncia a la linealidad narrativa con una propuesta tan original y transgresora como la que Juan Aparicio Belmonte (Londres, 1971) nos ofrece en su última novela, el reseñista puede sentirse tentado a emprender la lectura siguiendo su ejemplo. En otras palabras, tal vez no hay mejor modo de escribir sobre Un amigo en la ciudad que tomándose muy en serio la propuesta de su autor y comenzar por dirigirnos a las últimas páginas del libro, concretamente a la 148, donde encontramos el pasaje anterior. En él se concentra todo lo que este magnífico libro no es. No es una novela al uso; no es una historia más, de las muchas que se limitan a disponer linealmente los hechos –planteamiento, nudo y desenlace- por los que mansamente ha de circular el lector. Al contrario, es un artefacto que nos invita a navegar caprichosamente rumbo al futuro y al pasado, obligándonos a buscar en la biografía del protagonista –y aun en nuestra propia vida- un sentido a la postre inexistente. Narradas de forma lineal, las peripecias de Un amigo en la ciudad compondrían una historia más bien discreta. Tenemos a la pareja formada por Andrés y Gretchen, que un día pertenecieron a una tribu urbana gótica y que hoy luchan por mantener a flote su relación. Una vecina pelirroja que llama sin cesar al timbre, buscando a Andrés para compartir cierta misteriosa noticia. Un delirante recorrido a través de un Madrid enloquecido por el gol de Iniesta en el Mundial de Sudáfrica. Una madre anciana que cocina las lentejas confundiendo el aceite con el Mistol. Ninguno de estos acontecimientos novelescos serían perdurables en nuestra memoria si Aparicio no los hubiera usado como pretexto para jugar con la memoria y el tiempo, proponiéndonos un viaje alucinado que subvierte causa y efecto; que comienza con un anciano muriendo a mediados del siglo XXI con su nieta en brazos y termina con ese anciano todavía adolescente, haciendo el amor por vez primera con la que algún día será su esposa.

9788415723400

Me interesa hacer notar que por muy artificiosas que estas estrategias narrativas puedan parecer, Aparicio ha sabido recurrir a ellas con envidiable naturalidad. Afortunadamente, no estamos ante otra de esas novelas donde la pirotecnia formal sucede a pesar de la historia. En este caso, forma y contenido aparecen perfectamente sincronizados, y una vez terminada la lectura, dudo que alguien pueda imaginar unas técnicas más adecuadas para narrar el proceso de confusión vivido por el protagonista. También es de ayuda el agudo sentido del humor de Aparicio, que logra hacernos reír sin dejar de tomarnos en serio las peripecias de sus personajes.A través de las alucinaciones de Andrés, del descubrimiento de que ni sus familiares ni aun su ciudad son ya como los recuerda, a lo que asistimos en realidad es a un original replanteamiento de la pregunta por la identidad personal y por el sentido del tiempo. A imagen y semejanza de las novelas de ciencia-ficción de las que es un lector incondicional, el protagonista de Un amigo en la ciudad finalmente aprenderá a navegar a voluntad hacia el pasado o el futuro, viaje en el que estamos invitados a acompañarle.

Por cierto que es precisamente en el género fantástico donde debemos buscar las influencias de este atrevido libro. Una referencia obligada es la brillante novela de KurtVonnegut Matadero cinco, donde también asistimos a una descomposición radical del tiempo y a una fusión de elementos realistas y fantásticos. Más vagamente, la trama también remite a películas más recientes como El efecto mariposa (Eric Bress, MackyeGruber, 2004).

Y para concluir esta invitación a la lectura, qué mejor forma que dirigirnos al final, es decir, a la primera página del libro, y leer:

Podéis pensar lo que os venga en gana, pero hoy sé que con veintipocos años tuve más que un sueño premonitorio y experimenté lo que se podrían considerar mis últimos instantes de vida. Yo era un anciano gordo y algo borracho, y estaba con una niña de dos o tres años, muy rubia (…) Esa niña era mi nieta.

O simplemente podemos tomar en brazos a una niña semejante a ésta, como hace Andrés en la página 137 con su hija –la que algún día será la madre de la niña rubia que aparece en la primera página-, y escucharle preguntar a bocajarro:

– Anita, ¿has pegado a tu primo cuando eras mayor?

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Sobre Juan Gómez Bárcena:

Nace en Santander en 1984. Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (UCM). Es autor de las novelas El héroe de Duranza (Ed. Ir Indo, 2002) y Farmer Stop (Ed. Complutense, 2010) y con sus obras ha obtenido, entre otros, los premios José Hierro de Relato y Poesía del Ayuntamiento de Santander, el Premio Internacional CRAPE de cuento o el Premio de Narrativa Ramón J. Sender, y ha sido finalista del XII Premio Mario Vargas Llosa NH de libro de relatos. Su última obra es el libro de relatos Los que duermen (Salto de página, 2012).

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